SAN CRISTOBAL.-Tal como comentáramos en nuestro artículo previo, a pesar del empeño puesto por las autoridades municipales en la recogida de la basura, todavía persisten los vertederos diseminados por nuestra ciudad. Las pilas de desperdicios ya prácticamente forman parte del paisaje citadino. No hay solar vacío, construcción abandonada, o incluso espacios urbanos tales como el frente de la capilla del hospital Juan Pablo Pina, que no sea usado como lugar para tirar desechos.

Es éste un aspecto de nuestra cultura sobre el cual debemos reflexionar. Nos hemos hecho indolentes a la contaminación. Nuestros ríos, arroyos, cañadas y humedales se encuentran pletóricos de inmundicia. Las orillas de las autopistas, carreteras y caminos vecinales no tienen mejor suerte. Para poner un ejemplo, la subida de Mira Cielo, donde se disfruta de uno de los hermosos paisajes que abundan en nuestra provincia, es usada para arrojar toda clase de desperdicios por camiones y otros vehículos.

Sin embargo, el tema al cual nos queremos referir en este momento, es el destino final que tiene la basura que recoge el


Descripción de un Relleno Sanitario
ayuntamiento en nuestra ciudad. La mayor parte de ésta es llevada al paraje Machín, sección de Ingenio Nuevo. Desde hace ya varios años (no podemos precisar la fecha exacta, pero pasa de la década) funciona allí un vertedero al cual se la un tratamiento mínimo. Otra parte importante de los desperdicios que producimos termina en las riberas del río Nigua. Es un “servicio” de recogida que ofrecen personas que operan quitrines, constituyendo éste su medio de vida.

El problema con los vertederos sin ningún o casi ningún tipo de tratamiento es que son depósitos donde se mezclan materiales de desecho de diversa índole, como por ejemplo restos orgánicos, plásticos, vidrios, químicos, pinturas, pilas eléctricas, pañales desechables y paremos de contar. Al descomponerse todo esto genera gases tóxicos, entre ellos el metano y el benceno, que contaminan la atmósfera y producen pestilencia. Pero por otra parte este mismo proceso de descomposición produce unos fluídos, lixiviados, que contaminan las aguas subterráneas que eventualmente se usarán para consumo humano, animal o para riego. Incluso pueden llegar al mar, que se encuentra a pocos kilómetros del vertedero, siguiendo las capas freáticas.

Igualmente, como el gas metano es combustible, de vez en cuando se producen incendios descontrolados. Estos fuegos liberan gases tóxicos, como las dioxinas, los cuales se ha comprobado que son cancerígenos. Eso por no mencionar el efecto en la estética del paisaje. Si nos ubicamos en Miracielo, y oteamos en dirección noroeste, veremos el vertedero como una escara que interrumpe con violencia el paisaje verde.


Explicación de un Relleno
Una solución sería instalar en el propio lugar un relleno sanitario. Éste es un método de tratamiento de los desechos sólidos, mediante procesos de ingeniería, que mitiga o reduce a su mínima expresión los efectos gravemente adversos contra el medioambiente de un simple vertedero.

Conlleva estudios de impacto ambiental, así como vigilancia y trabajo permanente. Inicia con la impermeabilización del suelo donde se van depositar los desperdicios. Éstos se van compactando en capas no muy espesas (40 cms), que luego se cubren con tierra. Después otra capa de basura, otra de tierra y así sucesivamente, hasta que se alcanza cierta altura. Se van introduciendo por igual tubos que atraviesan estos estratos y que servirán de respiraderos para dejar salir los gases que produce la descomposición de la materia orgánica. Estos gases se pueden ir quemando de manera controlada, o ser utilizados como fuente de energía calórica. Al final se reforesta el área y se sigue con el vertedero en otra zona.

¿Y los lixiviados? Estos fluídos, como ya dijimos, son sumamente dañinos para el medioambiente y constituyen un serio riesgo para la salud. Ellos son la razón por la cual el fondo del relleno debe impermeabilizarse con el fin de instalar un sistema de recolección de éstos. Se llevan a una laguna de evaporación, para reducir su volumen, y luego se tratan por diversos métodos, que pueden ser bioquímicos, mecánicos o mediante filtros de carbón activado.

El tema de la disposición de desechos sólidos en nuestro municipio es ciertamente complejo. En él inciden factores de tipo cultural, económico y político. Pero el abordaje de este problema no se puede seguir postergando. Las consecuencias que tendríamos que asumir en el futuro serán gravísimas. Hay que considerar un cambio en la manera en que los habitantes de San Cristóbal tratamos con la basura. Educar en el cuidado del medioambiente, en la forma y horarios en que sacamos la basura. Propiciar el cuidado del espacio común.

Estas breves notas no pretenden ser la solución al problema, pero sí incitar a una discusión en este respecto. Que dejemos ya de ignorar esta situación que al igual que muchas otras, hacen de nuestro entorno un espacio hostil, poco agradable y hasta insalubre. Todos tenemos el compromiso de procurar hacer de nuestra ciudad un lugar más amable y acogedor. Nuestras autoridades municipales deben trascender la noción de “recoger basura” y mirar un poco más allá, con el concurso de todos los sectores, claro.

Nosotros, en Voces de Cambio, hacemos votos para que vayamos tomando conciencia y acción. El futuro de nuestro municipio y de nuestro país está en nuestras manos. No permitamos que nos lo arrebaten