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Reclaman Barahona debe definir área para turismo convencional
Publicado por Oscar Gómez
Publicado el martes, 7 de septiembre de 2010
BARAHONA.- Nadie puede poner en duda el alto potencial turístico de esta zona del país, sin caer en la inmediata ignorancia.
Los atractivos naturales de la provincia sureña corren por debajo de la tierra en forma de aguas termales, saltan a los ojos en las frías y productivas montañas de Polo, y se hacen inevitables en la costa azul que la rodea, a veces en forma de playa, a veces en forma de riscos.
Allí, en la orilla de mar, están los terrenos que pueden hacer de la zona un importante enclave del turismo nacional y caribeño, siempre y cuando se realicen grandes inversiones en infraestructuras.
Eso opinan varios empresarios barahoneros, agrupados en la Bolsa Ecoturística Hipaniola (BEHSA), e interesados en que las playas de la zona se utilicen en hotelería convencional lo antes posible, para evitar que proyectos inmobiliarios y la población no regulada disminuyan los terrenos aptos para estos fines.
Luis Eduardo Díaz Franjul, presidente de la Bolsa Ecoturística, explica que el tramo costero que comienza en la playa de Punta Inglesa, en la ciudad, y se extiende hasta Bahoruco se pierde pedazo a pedazo en manos de particulares, muchas veces agresores de la ley, mientras los ministerios de Turismo y Medio Ambiente no terminan de definir la aplicación de los planes de desarrollo provincial.
“Si el Estado dominicano no agarra el toro por los cuernos en ese tramo de aproximadamente 20 kilómetros, lamentablemente tendremos que olvidarnos del desarrollo turístico de Barahona”, dice Díaz Franjul.
A su espalda se ven los árboles de granolino.
El granolino, asegura, se suma a los obstáculos para el desarrollo del turismo de sol y playa, porque no permite que las aguas azules de la provincia puedan apreciarse desde la carretera Barahona- Pedernales, y ayuda a esconder las edificaciones no turísticas que se propagan por la zona, en abierta contradicción con las estrategias de uso de los recursos naturales.
Ante la problemática, la BEHSA propone que las autoridades declaren de utilidad pública el tramo costero citado, y comiencen de inmediato un proceso de regeneración de las playas existentes.
Con esto, entiende Díaz Franjul, se realzaría la belleza del lugar y se podrían localizar con facilidad las edificaciones inadecuadas.
“Proponemos que Turismo diseñe proyectos convencionales, que respeten el entorno y se adapten a las características de las comunidades aledañas”, dice el también representante de la Asociación de Dueños de Terrenos Turísticos de Barahona, antes de recordar que las mismas ideas están contempladas en el decreto 226-87, donde se proyecta la construcción de 12,861 habitaciones hoteleras entre Barahona y Pedernales.
Hasta ahoraEn estos momentos, toda la provincia cuenta con 24 hoteles y 450 habitaciones, incluidas las 105 del Hotel Bahoruco, cerrado por problemas administrativos.
Su línea de playa comienza con la de Punta Inglesa, frente al histórico hotel Guarocuya. Se extiende en La Saladilla y El Quemaíto, y se prolongan hasta Los Patos. Las aguas presentan los diferentes tonos del azul turquesa.
Un acueducto ubicado entre San Rafael y Bahoruco garantiza el flujo de agua potable para todo el lugar, mientras el servicio de energía eléctrica se hace cada vez más estable.
Los hoteles Costa Larimar, Playa Azul, Casa Blanca, Casa Bonita y Corasol ya disfrutan de estos servicios y de la televisión satelital, además se comunican con el resto del Sur a través de una carretera que está en “buenas condiciones”.
UN MODELO TURÍSTICO EFICIENTE
La activación del turismo convencional en Barahona dinamizaría el aeropuerto María Montés, en el cual no se han podido establecer vuelos regulares por el limitado flujo de pasajeros.
La “Propuesta para el Desarrollo del Turismo Convencional e Inmobiliario de Barahona” contempla los planes de respeto a las zonas en las que debe atenderse con especial atención la biodiversidad, así como la construcción de instalaciones hoteleras que no agredan las características del entorno.
La declaración de utilidad pública de la línea costera con potencial para el turismo convencional emularía el caso de Playa Dorada-Puerto Plata, donde surgió este eficiente modelo.
Los atractivos naturales de la provincia sureña corren por debajo de la tierra en forma de aguas termales, saltan a los ojos en las frías y productivas montañas de Polo, y se hacen inevitables en la costa azul que la rodea, a veces en forma de playa, a veces en forma de riscos.
Allí, en la orilla de mar, están los terrenos que pueden hacer de la zona un importante enclave del turismo nacional y caribeño, siempre y cuando se realicen grandes inversiones en infraestructuras.
Eso opinan varios empresarios barahoneros, agrupados en la Bolsa Ecoturística Hipaniola (BEHSA), e interesados en que las playas de la zona se utilicen en hotelería convencional lo antes posible, para evitar que proyectos inmobiliarios y la población no regulada disminuyan los terrenos aptos para estos fines.
Luis Eduardo Díaz Franjul, presidente de la Bolsa Ecoturística, explica que el tramo costero que comienza en la playa de Punta Inglesa, en la ciudad, y se extiende hasta Bahoruco se pierde pedazo a pedazo en manos de particulares, muchas veces agresores de la ley, mientras los ministerios de Turismo y Medio Ambiente no terminan de definir la aplicación de los planes de desarrollo provincial.
“Si el Estado dominicano no agarra el toro por los cuernos en ese tramo de aproximadamente 20 kilómetros, lamentablemente tendremos que olvidarnos del desarrollo turístico de Barahona”, dice Díaz Franjul.
A su espalda se ven los árboles de granolino.
El granolino, asegura, se suma a los obstáculos para el desarrollo del turismo de sol y playa, porque no permite que las aguas azules de la provincia puedan apreciarse desde la carretera Barahona- Pedernales, y ayuda a esconder las edificaciones no turísticas que se propagan por la zona, en abierta contradicción con las estrategias de uso de los recursos naturales.
Ante la problemática, la BEHSA propone que las autoridades declaren de utilidad pública el tramo costero citado, y comiencen de inmediato un proceso de regeneración de las playas existentes.
Con esto, entiende Díaz Franjul, se realzaría la belleza del lugar y se podrían localizar con facilidad las edificaciones inadecuadas.
“Proponemos que Turismo diseñe proyectos convencionales, que respeten el entorno y se adapten a las características de las comunidades aledañas”, dice el también representante de la Asociación de Dueños de Terrenos Turísticos de Barahona, antes de recordar que las mismas ideas están contempladas en el decreto 226-87, donde se proyecta la construcción de 12,861 habitaciones hoteleras entre Barahona y Pedernales.
Hasta ahoraEn estos momentos, toda la provincia cuenta con 24 hoteles y 450 habitaciones, incluidas las 105 del Hotel Bahoruco, cerrado por problemas administrativos.
Su línea de playa comienza con la de Punta Inglesa, frente al histórico hotel Guarocuya. Se extiende en La Saladilla y El Quemaíto, y se prolongan hasta Los Patos. Las aguas presentan los diferentes tonos del azul turquesa.
Un acueducto ubicado entre San Rafael y Bahoruco garantiza el flujo de agua potable para todo el lugar, mientras el servicio de energía eléctrica se hace cada vez más estable.
Los hoteles Costa Larimar, Playa Azul, Casa Blanca, Casa Bonita y Corasol ya disfrutan de estos servicios y de la televisión satelital, además se comunican con el resto del Sur a través de una carretera que está en “buenas condiciones”.
UN MODELO TURÍSTICO EFICIENTE
La activación del turismo convencional en Barahona dinamizaría el aeropuerto María Montés, en el cual no se han podido establecer vuelos regulares por el limitado flujo de pasajeros.
La “Propuesta para el Desarrollo del Turismo Convencional e Inmobiliario de Barahona” contempla los planes de respeto a las zonas en las que debe atenderse con especial atención la biodiversidad, así como la construcción de instalaciones hoteleras que no agredan las características del entorno.
La declaración de utilidad pública de la línea costera con potencial para el turismo convencional emularía el caso de Playa Dorada-Puerto Plata, donde surgió este eficiente modelo.
Tomado de Eos del Sur
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